Consejos ante la llegada de un bebé: El gato
Cuando
tenemos animales y algo cambia en casa, debemos estar atentos a sus
reacciones, ya que pueden sufrir estrés y demostrarlo de diferentes
maneras.
Muchas
veces el gato manifiesta el estrés durmiendo más y escondiéndose,
confundiendo al propietario que puede no darse cuenta. Otros gatos
pueden manifestar el estrés marcando. Este marcaje puede ser
mediante orina y/o heces o rascando las uñas contra muebles o
cortinas.
En
cualquier caso, resulta un inconveniente tanto para el animal, que
puede además somatizar el estrés y desarrollar problemas médicos
como cistitis, anorexia... como para las personas que convivimos con
ellos y que nos encontramos con desagradables sorpresas.
Además,
cuando la circunstancia nueva es la llegada de un recién nacido,
aparecen otras dudas y miedos, como si puede sentirse celoso, si
atacará al bebé o si le contagiará algo al pequeño.
Con este artículo intentamos ayudaros a resolver estas dudas para que la convivencia entre el bebé y el gato sea perfecta, y puedan ser los mejores amigos, beneficiándose ambos de esta amistad.
Cuando
el bebé llegue a casa, van a cambiar muchas cosas. Todo aquello a lo
que podamos ir acostumbrando al gato, y relacionándolo con estímulos
positivos, será una ventaja de cara a cuando llegue el momento.
Hay
cuatro puntos fundamentales que debemos tener en cuenta respecto a
nuestro animal y que sabemos que van a cambiar en casa en cuanto
llegue el bebé e incluso antes. Son los siguientes:
-
Los gatos son animales territoriales: Marcan el territorio en
el que se sienten seguros, creando un ambiente de tranquilidad
mediante olores. Este marcaje se hace mediante feromonas, producidas
por unas glándulas presentes en la cara (cuando el gato frota la
barbilla contra nosotros o contra algo, está dejando este olor
especial de tranquilidad). Pero si el gato se estresa, algo cambia o
se siente agredido, este marcaje lo realiza con orina o con las uñas.
Con
la llegada del bebé, el territorio del animal va a verse modificado.
Empezando
por la habitación del bebé. Cuando empecemos a montar la habitación
van a aparecer un montón de muebles nuevos y es probable que incluso
pintemos las paredes o cambiemos el suelo. El gato va a querer
“dominar”ese territorio nuevo y es probable que marque mediante
arañazos o incluso con orina los muebles nuevos o la puerta de la
habitación.
Existe
un producto en el mercado que simula el olor de las feromonas
felinas, es decir, el olor del ambiente de tranquilidad, con lo que
reduce la probabilidad de que el animal marque con uñas y orina.
Para más información, puedes consultar su página web. Nosotros
siempre recomendamos el uso de difusores ambientales de feromonas al
menos durante un mes antes de la fecha prevista del nacimiento y
hasta que el animal se encuentre totalmente relajado con la nueva
situación. Puede necesitarse antes o en combinación con aerosoles si el animal muestra estrés, como
hemos dicho, con los muebles nuevos, etc...
¿Qué
pasa con la cuna? Es
recomendable que gatos y bebés no duerman juntos durante los
primeros meses.
El gato puede
buscar
el calor, y puede ponerse al lado de la cabecita del bebé, que no
tiene suficiente movilidad para buscar el aire si le tapa la nariz.
Para
evitar estas situaciones, lo mejor es poner
una red a la cuna.
También se puede bloquear
la entrada
de la habitación
cuando el bebé esté dentro durmiendo con una puerta
de
reja
o mosquitera
para que el gato y
los padres puedan
verlo y oírlo desde fuera.
¿Y
el resto de la casa? Hay
que tener en cuenta que si hasta ahora hemos permitido a nuestro gato
subirse a todos sitios sin restricciones, será difícil cambiarlo
ahora, pero se puede conseguir. Eso
sí, si le vamos a prohibir subir al respaldo del sofá, hay que
proporcionarle yba alternativa que le guste. En este sentido, tenemos
suerte, pues a los gatos les gusta cambiar los lugares de descanso
frecuentemente.
Los gatos prefieren el espacio
tridimensional,
ya
que es una necesidad en su comportamiento trepar y escalar. También
les gusta
descansar y contemplar desde sitios altos. Suelen
gustarle los sitios oscuros, en alto y mullidos, con lo que podríamos
ponerle unas estanterías con una camita o incluso un iglú para
gatos.
- Los gatos tienen el sentido del oído muy desarrollado.
Los
ruidos
nuevos
pueden llegar a ser un enemigo del gato porque
le causan
estrés. Para
minimizar esto
durante
el embarazo
la futura mamá puede ponerle grabaciones
de llantos y
sonidos
de bebé al gato.
Mientras
el gato oye estos nuevos sonidos es recomendable acariciarlo o
premiarlo de alguna manera (juego tranquilo, ponerle un poco de
comida de lata...) para que lo relacione siempre con estímuos
positivos.
A medida que el gato se va habituando a las grabaciones, estas pueden
ser cada vez más intensas.
-
Los gatos tienen un sentido del olfato muy fino.
Cuando
el
bebé nazca y esté en la clínica,
el
papá o algun
familiar
al que el gato esté acostumbrado,
puede llevarle una
mantita o
un pañito que haya estado en contacto directo con el bebé, para
que el gato vaya oliéndolo y habituándose a la fragancia del recién
nacido. Otra
vez,
al recibir este estímulo nuevo, es conveniente relacionarlo con
cosas positivas para el animal; jugar
con él,
hablarle
con tono suave,
sacarle
algún juguete que le encante…
- Al gato le gusta la estabilidad y tranquilidad.
Y
esto definitivamente va a cambiar con la llegada del bebé a casa.
¿Qué hacer cuando llegue el bebé a casa?
Aunque
a veces lo hagamos instintivamente, tenemos que intentar no rechazar
al gato cuando el bebé esté presente. No pasa nada por que el gato
toque al pequeño, siempre que estemos supervisando el encuentro y
estemos atentos a la reacción del animal.
El
primer
encuentro
entre bebé y gato
tiene que ser natural y estar supervisado
por un adulto.
Es posible que el gato se acerque a olfatearlo, incluso cuando el
bebé esté mamando. Si estos encuentros se acompañan suavemente de
elementos
positivos
(premios, caricias, etc.) será mucha más
sencilla la adaptación
entre los dos. Sin
embargo, si cada vez que el gato se acerque al bebé lo echamos,
gritamos o apartamos al bebé, el animal lo relacionará con algo
negativo, y puede llegar a considerarlo como un competidor.
Además,
es posible
que cuando el bebé llegue a casa, venga
también la abuela o alguien para ayudar a los nuevos papás, al
igual que muchas visitas para conocer al recién nacido. Si
el gato es sociable puede que no haya problemas; pero
si al gato no le gustan mucho las visitas,
lo mejor es prepararle una habitación
para él solo,
que esté tranquilo y salga cuando se termine
el bullicio.
Sería
además muy importante enriquecer el ambiente del animal, ya que
seguramente durante un tiempo le vamos a prestar menos atención
aunque sea involuntariamente. Para enriquecer su ambiente podemos,
como hemos dicho, ponerle diversos lugares de descanso, en alto, en
rincones nuevos, con iglús...
También
sería conveniente poner varios puntos de comida y bebida por la
casa, y mejor si alguno de estos es “interactivo”, es decir, que
el gato tiene que hacer algo para ganarse la comida.
Igualmente
se pueden usar juguetes interactivos, como las ruedas o laberintos,
o los juguetes Kong.
Y
ya sería ideal si reserváramos un ratito todos los días cuando el
bebé esté tranquilo o dormido para jugar con el gatito.
¿Qué más debemos tener en cuenta?
Debemos
de tener claro es que el gato no es causa de enfermedades del bebé.
Hay muy pocas enfermedades que nos puedan transmitir los gatos, a
pesar de su mala fama al respecto, e incluso varios estudios han
demostrado su convivencia es beneficiosa para el desarrollo de
defensas en los niños y que los niños que conviven con animales son
menos susceptibles de desarrollar alergia hacia ellos. La mayor
precaución que debemos tomar respecto a nuestro animal, es la
desparasitación externa e interna regular. Siempre
que usemos algún
producto antiparasitario
con el
gato, es importante
asegurarse de que no
es nocivo para el bebé,
por si éste
toca al animal.
Evidentemente
es importante mantener limpia la casa, incluida la bandeja
de arena del gato. Y
sobretodo cuando el bebé empieza a gatear es recomendable que la
comida
y
especialmente la arena del gato no estén al alcance del niño.
Se
pueden sacar a una galería con gatera, colocarlas en un lugar alto y
seguro para el animal, poner areneros cerrados...
Si
tenemos miedo
de que el gato pueda arañar al bebé
lo mejor es cortar
las uñas al gato a
menudo. Si
esto nos da mucho miedo, también existen fundas especiales de silicona que se pegan a las uñas de
los gatos.
Por
otra parte, tendemos a pensar que los animales pueden sentir celos de
los bebés. Los expertos dicen que los celos es un sentimiento
coplejo que no se da en animales, pero que tendemos a asociar con
ellos por nuestra costumbre de humanizarlos. Como hemos dicho, aunque
no sean exactamente celos, el gato puede variar su comportamiento a
causa del estrés y del cambio, por lo que es importante intentar
mantener sus rutinas dentro de lo posible y seguir los consejos
anteriores.
En
cualquier caso, la llegada de un bebé es una experiencia increíble
de felicidad y amor, y nos cambia la vida a todos, incluyendo las
mascotas, por lo que debemos tener en consideración todo esto y
tratar de ser lo más comprensivos y razonables posibles con nuestros
animales en estas situaciones. La llegada de un bebé no es motivo
justificable para deshacerse de una mascota, a no ser que el niño
venga con problemas alérgicos graves a los animales, lo cual
precisamente es muy raro si conviven con ellos desde el primer dia.
En
el Centre Veterinari Bitxos estamos para resolver cualquier duda que
te pueda haber quedado al respecto.
Desde el Centre Veterinari Bitxos esperamos que esta información te haya resultado útil. Si tu animal necesita atención veterinaria, puedes pedir cita previa en el 961131539 y estaremos encantados de atenderos.
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